Los habitantes de lo que ahora es Costa Rica formaron parte del área intermedia ubicada entre las regiones culturales europeas. La población indígena, que siempre fue escasa, disminuyó aún más debido a las guerras de conquista, enfermedades traídas de Europa y el sometimiento de los indígenas a la esclavitud, cuando eran vendidos en el puerto de Portobelo y Perú. La escasez de mano de obra, los limitados recursos mineros, la lejanía de la Capitanía General de Guatemala y lo accidentado del terreno que conforma la mayoría del Valle Central (el área más fértil del país) se unieron para que la colonización española fuera muy lenta y se enfrentara a serias limitaciones económicas para poder llevarse a cabo.
Costa Rica fue entonces la provincia más austral y pobre de la Nueva España. La capital provincial se ubicaba en Cartago. Muchos estudiosos, entre ellos Carlos Gagini y Roberto Brenes Mesén, sostienen que parte de la idiosincrasia nacional se formó durante esta época colonial, en donde las privaciones de tipo material eran el común para todos y al no haber mano de obra esclava, desde el gobernador provincial al más humilde de los campesinos tenían que velar cada cual por su sustento y por el de sus familias, creándose así una sociedad más igualitaria y menos regida por castas.
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